Es verdad aquello que me contó un amigo acerca del escritor japonés Haruki Murakami, "esta muy sobrevaluado". En gustos se rompen géneros y aunque escucho los consejos de las personas cercanas a mi, no me molesta experimentar literatura ajena a lo acostumbrado, pues el único riesgo es aquel de haber gastado $99.00 en una novela que difícilmente leeré de nuevo a menos que el accidente de la realidad lo permita.
Sputnik, mi amor fue recomendación de una compañera de mi círculo de lectura, y espero que no tome esta reseña como una ofensiva al escritor con quien se identifica. Repito: En gustos se rompen géneros. Esta novela toma como punto de partida un triángulo amoroso entre Sumire, una joven escritora amateur nueva en el arte de amar; Myu, una mujer de mediana edad tan hermosa como enigmática; Finalmente "K" nuestro redactor por excelencia. Ambos viven como satélites, en eterna soledad movidos tan solo por la fuerza de la gravedad, esperando a descender en llamas y consumirse antes de llegar a tierra firme. Murakami nos enseña que en un mundo solitario siempre se puede mirar a través del espejo una realidad alterna donde aquellos deseos por más cervantescos que parezcan, pueden suceder.
La prosa de Murakami es imaginativa y cautivante mas tiende a ser sumamente superficial. Pareciera que las motivaciones sus personajes son carnales y no espirituales como intenta abordarnos. No pienso estigmatizar a la literatura japonesa como alguna vez lo hice con la mexicana, pero una vez que entré en los terrenos de Murakami, me retiro y no tengo planificado retornar pronto a menos que una sorpresa me cautive a volver.
Calificación: * * * * *
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